‘memorias de una C’ en Valencia el 24 de noviembre

por wuwei (natàlia)

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El sábado día 24 de Noviembre estaré en la ciudad de Valencia para repetir por cuarta vez ‘memorias de una C’. La actividad la organiza Poliamor Valencia y para ir hace falta inscripción previa enviando un correo electrónico a poliamorvalencia+talleres@gmail.com. El horario será de 18h a 20h y el lugar es El Ventanal (C/ Fra Pere Vives, 13-15).

El precio de la actividad es, como siempre, gratuita con donativos/taquilla inversa.

Toda la información en el evento de Facebook: https://www.facebook.com/events/361103404667507/

Os dejo con la descripción del evento:

“A y B tienen una relación. B conoce a C. A y B empiezan a hacer gestiones y a tomar decisiones sobre su relación. Pero estas decisiones no solamente son sobre su relación, sino de rebote también sobre la relación entre B y C, y esta relación también se ve afectada. Finalmente C acaba sintiéndose desempoderada en su relación.

‘Memorias de una C’ es una charla que utiliza la letra C como metáfora sobre las relaciones excluidas, desempoderadas, marginadas, y en definitiva, las menos tenidas en cuenta cuando gestionamos emociones, cuando hablamos de relaciones, de no-monogamias, de poliamores; en definitiva, cuando hablamos de amores o de afectos. Se hablará de jerarquías en las relaciones, qué relación tienen estas jerarquías con la monogamia y cuáles son las consecuencias de estas jerarquías.

Las memorias de una C no son simples, son atravesadas por el consumismo relacional, la objetificación, la explotación, la alienación, la marginación, el desempoderamiento, y muchos otros factores que vivimos (y que ejercemos) día tras día todas las personas cuando nos relacionamos. Se hablará a través de la teoría, pero también, y sobre todo, a través de la experiencia y las emociones relatadas en un diario de una letra de la que otres hablan pero con la que casi nunca se habla.

Después de la charla se abrirá el debate con las asistentes.”

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instrumentalización de los márgenes: historias y emociones desde dentro del mundo del activismo

por wuwei (natàlia)

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aviso de contenido: abuso de poder instrumentalización de discursos críticos, ejercicio de poder, manipulación, técnicas de dominación, falta de cuidados.

 

El mundo del activismo es donde he conseguido encontrar cierto confort, mi red afectiva, personas que construyen relaciones de forma políticamente más consciente (o que al menos quieren hablarlo y tratarlo); es donde he encontrado mis espacios seguros, las burbujas de supervivencia. Ahora bien, el mundo del activismo también puede llegar a ser un espacio múltiple donde la hipocresía y la violencia se disfracen constantemente de discursos críticos: personas criticando la competitividad llevando a otres a situaciones altamente competitivas y utilizando técnicas de dominación para excluir y borrar, mientras nos llenamos la boca hablando de inclusividad y violencia simbólica. Y no estoy hablando de los hombres machistas en espacios de militancia (esto también lo he padecido): estoy hablando de otras identidades y de otro tipo de representaciones en nuestros feminismos y entornos críticos sobre relaciones  (espacios extendidos también a las redes).

De cara a la galería todo son sonrisas y discursos que quedan y suenan muy bien, pero que se vacían constantemente con el hacer del día a día. Y, finalmente, la objetificación total de una nueva identidad: les fans (tranquiles, esto lo esconderemos diciendo que en espacios críticos no existen estas figuras, que esto va de ser todes horizontales y así no tenemos por qué responsabilizarnos de la idea de que nuestro poder lo consigamos a costa de la fuerza múltiple de estas identidades a las que muchas veces utilizamos, explotamos y objetificamos).

Necesito desahogarme. Pero a la vez también necesito olvidarme de todo esto y dejar atrás estas emociones que me despierta el mundo del activismo. He estado los últimos meses planteándome seriamente dejarlo, totalmente, borrarlo todo, desaparecer y (re)hacer mi vida al margen de todo este mundo que en algunos casos (no siempre) pretende hacernos creer que se preocupa por los márgenes cuando en realidad muy a menudo lo que hace es instrumentalizarlos. Y, aunque dejarlo hubiese sido también una decisión acertada (el auto-cuidado es importante), finalmente he decidido quedarme (otra decisión igual de acertada). Y además, por otro lado, también necesito responsabilizarme, obviamente, porque de nada sirve señalar y hacer creer que todes somos libres de esta farsa.

Sentir hostilidad, invisibilización y borrado, y otras técnicas de manipulación como ghostings, luz de gas, ninguneo… la manipulación, el poder y las técnicas de dominación están en el orden del día en nuestros entornos mientras a la vez no paramos de hablar y criticas las jerarquías, la competitividad, o el consumismo relacional. Es muy difícil convivir con estos mecanismos ya que son muy difíciles de señalar, solamente se sienten, atraviesan, se hacen invisibiles y hablar de ellos se hace muy difícil. Personas, que aunque formen parte de un discurso contra-poder, ejercen (¿y ejercemos?) poder y generan (¿y generamos?) clubs exclusivos donde solamente se aceptan persona que, o bien tienen ‘más’ poder y pueden ayudar a ‘flotar’ más, o bien son personas que se sitúan ‘por debajo’ y ayudan a sustentar a le otre a mantener una posición de poder. Clubs exclusivos donde, quien no juega al juego es expulsade (utilizando, evidentemente, todas las técnicas a las que he hecho referencia anteriormente).

No quiero decir tampoco que el mundo del activismo sea exactamente como el ‘exterior’, el ‘normal’ o exactamente igual que el ‘sistema’ y no se estén realmente construyendo (o intentando construir) alternativas contra-poder: de hecho en este mundo he encontrado muchas personas críticas, espacios de seguridad, he podido respirar de toda la violencia que he vivido fuera de estos entornos, he podido empoderarme de una relación de maltrato y es donde he conocido aquellas personas con las que tengo ahora mismo un vínculo más cercano y a la vez con una sensibilidad política. Pero todo esto no quita que en estos espacios se reproduzcan también mecanismos de ejercicio de poder sobre otres, una reproducción que muchas veces arrastra a muches más. El problema es que esta ‘reproducción’ va disfrazada con un discurso que se hace pasar por revolucionario para apropiarse de espacios críticos.

No obstante, he decidido quedarme: el activismo se ha vuelto un eje principal en mi vida, me ha ayudado a relacionarme de una forma más sensible, más crítica, y autocrítica. No quiero dejarlo, pero tampoco quiero seguir que todo este juego me ahogue. Seguramente algunes pensarán que lo que se tiene que hacer es luchar contra todo esto que está pasando dentro de nuestros círculos, y razón no les falta. Pero también tenemos que medir capacidades, fuerzas, tiempo y energía: tenemos que seguir moviéndonos en el día a día, sobreviviendo en un mundo lleno de violencia, y a muches no nos quedan fuerzas para abrir tantos frentes, con todo el riesgo de vulnerabilizarnos más justo en un entorno donde nuestras vulnerabilidades son menos y son más sostenidas. Es por este motivo que he decidido tomar un cierto tipo de posición que por un lado me permita seguir teniendo energía para poder seguir haciendo activismo que a mi me gusta y me motiva y por otro lado mantener un equilibrio del auto-cuidado y la responsabilidad compartida y colectiva. Esto sí, manteniendo especialmente la auto-crítica y evitando las trampas. Es por este motivo que también siento la necesidad de alejarme emocionalmente de ciertas actitudes y a la vez acercarme un poco más a quien dejamos casi siempre en los márgenes.

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del privilegio y la exclusión al reconocimiento

por wuwei (natàlia)

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El tipo de reconocimiento que nos viene dado por defecto, tal y como lo definen las estructuras de poder, beneficia a todo lo que es privilegiado por las mismas estructuras (como pasa con todos los conceptos, como por ejemplo el de violencia, el de compromiso, entre otros). Este tipo de reconocimiento es el que va ligado al que solemos llamar ‘reconocimiento social’: un reconocimiento que pasa a través de normas sociales y que otorgan poder por el hecho de cumplir con estas normas. Este reconocimiento funciona como un ‘premio’ social cuando se obtienen aquellas cosas que tienen un valor para el sistema y que benefician más a las peraonas con más privilegios.

Este tipo de reconocimiento, al estar tan unido a las estructuras de poder, al privilegio y al poder en general, se rechaza en muchos espacios críticos con las estructuras y el sistema. Pero haciendo esto no se ha generado un discurso realmente crítico alrededor del reconocimiento ya que no se ha repensado este reconocimiento. La pregunta es: ¿es malo el reconocimiento en general o solamente el reconocimiento ligado a las estructuras? Para responder a esta pregunta tenemos que preguntarnos qué quiere decir ‘reconocimiento’ y qué nos aporta.

Reconocer’ es una forma de aceptar y legitimar, de otorgarle a le otre unas características que le dan un cierto valor (tanto sea para reconocer cosas que podamos considerar ‘buenas’, como reconocer cosas que podamos considerar ‘malas’). Es una forma de decir ‘te veo’. No reconocer a una persona como ‘persona’ lleva sistemáticamente a tratarla como a un objeto, que es lo que hacen las estructuras con las peraonas que no tienen privilegios o lo que hacemos de forma muy general cuando nos acercamos a la gente sin tener en cuenta sus deseos o voluntades. Reconocer a una peraona que tenemos delante pasa por reconocer y validar sus deseos o voluntades; hacer lo contrario es objetificar.

Precisamente el ‘reconocimiento social’ del que hablaba al principio es un tipo de reconocimiento que invisibiliza y niega el reconocimiento a quien menos privilegios tiene y le quita el estatus de ‘persona’. ¿No será precisamente el problema la falta de reconocimiento hacia todo lo que no es privilegiado, que le lleva hacia la exclusión, y no el reconocimiento en sí mismo? ¿O también el hecho de dar un tipo de reconocimiento no merecido a quien se le da normalmente a través del ‘reconocimiento social’ por privilegiados por las estructuras de poder?

Una relación (del tipo que sea) que no es reconocida, será sistemáticamente invisibilizada o borrada y será fácilmente excluída. La exclusión es una consecuencia de la falta de reconocimiento, de todes aquelles a quien se les ha retirado merecer estar entre nosotres como une más. Que se reconozca lo que aportamos, lo que hacemos, quienes somos en una relación, en un grupo o en una comunidad es la forma que tenemos de ‘vernos’, de admitirnos como personas que nos afectamos y a las que afectamos. Borrando todo tipo de reconocimiento borramos el valor de lo que aporta cada persona, tanto al ámbito personal de una relación, como al ámbito comunitario, grupal o colectivo. Borrando el reconocimiento fomentamos la exclusión, que sumada a otras estructuras de poder fomentan la explotación relacional, la marginación y la alienación (todas consecuencias de la objetificación).

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