deconstruyendo los discursos hegemónicos y científicos de la orientación sexual: desorientación, fluidez, inestabilidad y confusión como actos revolucionarios (VI – conclusión)

por wuwei (natàlia)

en català aquí.

Sexta y última parte. El mes de Abril de 2016 se celebraron las I Jornadas Desorientadas en Madrid. En esas jornadas di una charla sobre monosexismo, su discurso y de como se ha construído este discurso. El audio de la charla lo tenéis aquí (aviso de contenido del audio: lenguaje cisexista e intersexfóbico debido a estar explicando el discurso médico entorno a las orientaciones). Esta es la sexta y última parte. La primera la podéis leer aquí, la segunda aquí, la tercera aquí, la cuarta aquí y la quinta aquí.

Conclusión

Existe un interés muy grande por mantener el privilegio heterosexual. La plurisexualidad pone en entredicho este privilegio, ya que nuestra existencia hace que a la heterosexualidad se le haga muy difícil demostrar su propia existencia. El hecho de considerar innatas las monosexualidades es una forma de separarlas para mantener precisamente ese privilegio que tiene la heterosexualidad. ¿Cómo demostrarías que existe la heterosexualidad cuando las prácticas leídas como heterosexuales no tendrían que implicar directamente ser heterosexual? Esta es una de las razones principales por las que se han generado todos estos discursos.

El discurso principal en el monosexismo es el de borrar nuestra existencia, haciendo que las únicas posibilidades existentes sean las monosexualidades, invisibilizando otras múltiples formas de relacionarse. Pero el monosexismo es mucho más que eso, no solamente es nuestra invisibilidad. Como hemos podido ver, el monosexismo esconde muchas cosas más, que están muy ligadas a otras estructuras y al capitalismo.

El monosexismo nos dice que tenemos que escoger. Pero no es una elección libre que puede cambiar con el tiempo o con la situación. Es una elección que debe darse a la fuerza, una sola vez, para cerrar la posibilidad de otra futura elección. No es pro-elección, sino lo contrario. A partir de ahí el monosexismo no te deja cambiar, fluir, devenir, o referirte a un contexto, un momento. El monosexismo es estaticidad. Una estaticidad que nos obliga a reproducir una estabilidad concreta, una estabilidad leída como madura, una estabilidad relacionada con una evolución hacia una cultura colonialista, que ve al individuo exterior al mundo que le rodea. Una cultura racista, homófoba, patriarcal. Una cultura de conquista, de control. Una cultura capitalista.

El monosexismo te impone las relaciones uno a uno, olvidándote del entorno, de las redes, de la multiplicidad, de la variedad. Que te insensibiliza sobre cuáles son las preferencias de cada persona a través de una suposición constante y leída.

Las personas plurisexuales somos constantemente leídas como inestables, inmaduras, confusas, que no sabemos escoger. Conceptos que son de mucha violencia en un sistema capitalista que te obliga constantemente a reproducir, a producir, de una forma muy concreta. Pero a la vez son conceptos que abren una brecha, una brecha a des/orientarse.

Y de esta manera termino este texto, haciendo un llamamiento. Llamo a elegir nuestra des/orientación. No a orientarse hacia aquello que el sistema quiere, sino que llamo a des/orientarnos, a través de elecciones políticas, cambiantes, variables, contextualizables, conscientes. Elecciones sensibles a las estructuras que nos atraviesan y que atraviesan a las personas con las que nos relacionamos. Sensibles a nuestros espacios, a como los compartimos, como los creamos. Llamo a responsabilizarnos y a dejar ya de vernos externes al mundo, sin orientarnos hacia él, sino a des/orientarnos en él.

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deconstruyendo los discursos hegemónicos y científicos de la orientación sexual: desorientación, fluidez, inestabilidad y confusión como actos revolucionarios (V – concepto moderno de la orientación sexual)

por wuwei (natàlia)

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Quinta parte. El mes de Abril de 2016 se celebraron las I Jornadas Desorientadas en Madrid. En esas jornadas di una charla sobre monosexismo, su discurso y de como se ha construído este discurso. El audio de la charla lo tenéis aquí (aviso de contenido del audio: lenguaje cisexista e intersexfóbico debido a estar explicando el discurso médico entorno a las orientaciones). Esta es la quinta parte. La primera la podéis leer aquí, la segunda aquí, la tercera aquí, la cuarta aquí y la sexta aquí.

Aviso de contenido: lenguaje heterosexista, monosexista, cisexista e intersexantagónico por estar explicando el discurso médico alrededor de las orientaciones.

Psicoanálisis

Freud (Sigmund Freud, neurólogo que fundó el psicoanálisis) cogió el concepto de la indiferenciación sexual (llamado bisexual, como hemos visto) como pasado primitivo y lo copió también en la elección del objeto sexual (o sea, lo que más adelante se llamaría orientación o atracción).

Según Freud todas las personas nacemos sin una distinción entre objetos sexuales y cuando crecemos acabamos escogiendo uno de los dos. Una de las dos opciones es la aceptada socialmente (la heterosexualidad) y la otra es la no aceptada (homosexualidad). Para Freud, la naturaleza humana es bisexual, pero no obstante es imposible practicarla para una persona humana moderna ya que el progreso humano desde lo natural a lo cultural hace que se tenga que escoger una monosexualidad. Recordemos que ‘lo cultural’ y ‘progreso humano’ siempre es referido a la cultura occidental, que se verá siempre como más evolucionada que el resto.

Y solo voy a citar una frase de Freud en la que hace referencia a la no posibilidad de tener más de un objeto sexual, cuando explica en como ‘convertir’ a una persona homosexual en heterosexual dice de pasada: “Uno tiene que acordarse de que la sexualidad normal también depende de una restricción en el objeto de elección.”

Volvemos otra vez a lo que comentaba sobre la indiferenciación en cuanto al sexo, con la bisexualidad, en cuanto a orientación, se coloca y se relaciona, con los niños, con la inmadurez, con lo primitivo, con las razas ‘inferiores’, incluso con las personas con enfermedades mentales, etc.

Sí es cierto que la homosexualidad tampoco quedaba muy bien parada, también se la veía en una posición menos evolucionada, pero la homosexualidad se la trató más como un caso de degeneración (algo que se contemplaba en la cultura moderna, como un error en la evolución) mientras que la bisexualidad ni tan solo llegaba a considerársela degenerativa, sino ya más bien anterior a la elección y por tanto inexistente.

Pero no nos pensamos que, por ejemplo, en el psicoanálisis esas ideas han quedado en un pasado solamente en Freud. Todas esas ideas aún resuenan, y han sido las que han marcado fuertemente todo el imaginario existente alrededor de la no monosexualidad o de las personas plurisexuales.

En un artículo donde se explicaba cómo se veía a la plurisexualidad en el psicoanálisis se ponían algunos ejemplos que ponían los pelos de punta. Por ejemplo cita a Joyce McDougal, en el año 2000, habla de la progresión infantil bisexual hacia aceptar la inescapable monosexualidad, además describiéndolo como un proceso inevitable y doloroso. Otro, Stephen Mitchell en el año 1996 habla de un paciente que dice tener atracción no solamente hacia hombres y comenta que es un acto de auto-destrucción.

Escalas y concepto moderno de la orientación sexual

A partir de aquí ya todo el marco conceptual alrededor de la no monosexualidad está creado. El único binario ‘real’ es el monosexual heterosexual/homosexual. De hecho las cosas y estudios que se han hecho después siempre remarcan este binario.

Por ejemplo, están los famosos estudios de Kinsey con su famosa escala de Kinsey como conclusión. En ese estudio, donde el mismo Kinsey intentó mostrar más diversidad, según sus propias palabras, que la heterosexual u homosexual, no deja, lamentablemente de caer en ese binario. Ese estudio está basado en las prácticas sexuales (solamente sexuales) de las personas a las que se entrevistaba, sin tener en cuenta cuál era su orientación en sí misma, y, por tanto, las prácticas siempre son de uno a uno, y son leídas como heterosexuales u homosexuales, ya que solo tienen en cuenta el ‘sexo’ de las personas implicadas.

Haciendo un estudio partiendo de esta idea, al final, por mucho que se quiera mostrar que muchas personas no caen en lo que llama una heterosexualidad pura o una homosexualidad pura, no deja de caer y recaer en la idea con la que se nos imagina a las personas plurisexuales: solo existimos como combinación de las dos monosexualidades reconocidas. La lectura que se hace de la consecuente escala de Kinsey es precisamente que existen los dos polos opuestos que son la heterosexualidad y la homosexualidad, y todo lo demás es una mezcla en un punto intermedio.

La escala de Klein es una pequeña evolución de la misma escala de Kinsey.

Además, hay que recalcar que en los estudios científicos solo se hace hincapié en que la atracción debe ser de una forma muy concreta (a través de una respuesta específica, sexual y genital) olvidando y borrando la variedad con la que las personas sentimos atracción o generamos relaciones o vínculos. Por ejemplo, siempre se hace hincapié en la respuesta genital de los hombres cis para entender cuál es su orientación, como si toda su orientación tuviera que pasar por ese filtro que define precisamente la masculinidad hegemónica: eres un pene que solo funciona por erección (con toda la carga tránsfoba, borrando que no todas las personas con pene son hombres, ni todos los hombres tienen pene). De esta manera se borran también otras formas de sentir la atracción sexual (que no tendrían que pasar por una respuesta genital directa), como también otras formas de atracción que no son sexuales, sino afectivas o románticas, que no tienen por qué ir unidas a la sexual.

Otros estudios

Sí que es verdad que algunas personas han intentado hacer estudios diferentes para dar una imagen distinta a la plurisexualidad. Por ejemplo, he leído estudios donde se quiere demostrar que la bisexualidad es más evolucionada y avanzada. Pero, primero de todo, este no es el imaginario social alrededor de las personas plurisexuales, el imaginario de las personas plurisexuales es otro, que es el que he mostrado anteriormente. Además, por otro lado, intentar usar una teoría como el de la evolución, es caer en la trampa de usar teorías que se han usado para perpetuar racismo, capacitismo, clasismo y un montón de cosas más.

Y, bueno, aunque se han hecho estudios alternativos sobre la bisexualidad, no voy a entrar a explicarlo porque lo que quería visibilizar con todo esto son precisamente las teorías con una visión hegemónica y que sustentan la forma en la que se nos ve socialmente a las personas plurisexuales.

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natural vs cultural, machismo y orientación sexual

por wuwei (natàlia)

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Este artículo lo escribí y se publicó en eldiario.es el pasado día 16 de mayo. Podéis ver el artículo original aquí.

A menudo en discusiones sobre feminismos (u otros tipos de activismo donde estoy implicada) por redes sociales utilizamos sin darnos cuenta expresiones que caen en el ‘primitivismo de los comportamientos machistas’ o en ‘la naturalización de la no heterosexualidad’. Por ejemplo, ¿cuantas veces habŕe leído cosas como ‘estos machistas son unos cavernícolas’ o bien ‘ser homosexual no se puede escoger, por favor aceptadme’? Aunque entiendo de donde sale la necesidad de utilizar expresiones como estas, tenemos que ir con cuidado y entender qué estamos reproduciendo utilizándolas. Por ejemplo, el hecho de llamar ‘primitivos’ a los hombre machistas hace que se naturalicen sus comportamientos, olvidándonos de que la estructura patriarcal y su propia violencia tienen un gran componente cultural y construido; haciendo esto, incluso, damos excusa para que se siga reproduciendo, ya que ‘al ser natural’ socialmente se verá como algo difícil de evitar. Por otro lado, la necesidad de emfatizar el componente natural y de ‘no posible elección’ de la homosexualidad para que se la contemple como aceptable, implica y está suponiendo que si fuese escogida no sería aceptable, y por tanto, sigue reproduciendo la idea de que hay algo malo en la homosexualidad. Más allá de saber si realmente la orientación sexual es o no escogida, tenemos que dejar de reproducir la idea de que es malo no ser heterosexual, y esta es una idea estrucural y cultural.

Existe la costumbre en nuestra cultura occidental de separar todo lo que es natural de todo lo que es cultural, creando un binario ‘natural/cultural’ que se utiliza para reforzar estructuras de poder, como el machismo o heterosexismo (como los ejeemplos comentados anteriormente) y otras.

Desde nuestro punto de vista occidental, lo natural es visto y usado como una cosa que no puede cambiar, como lo inmutable, y que solo se puede cambiar a través de nuestra fuerza de conquista, de dominación. Por lo tanto, la naturaleza se verá como algo que no se escoge, pero sí vista a forzarse a través de la técnica y a poderse ‘corregir’. Es cierto que sabemos que la naturaleza cambia, pero según nuestra forma de verlo, sus cambios son consecuencia de leyes inamobibles. Además, parte de esta forma de intuir la naturaleza tampoco proviene de una idea puramente ‘científica’, sino más bien de la idea social general que hay detrás desde un punto de vista estructural.

Por otro lado, la cultura es vista como algo que puede cambiar, pero donde la elección es importante. Eres tú quien escoge comportarse de una forma o comportarse de otra, y someterte a las normas culturales tiene un peso en cuanto a la elección: tienes que escoger, y tienes que escoger bien. El verte como alguien que puede (libremente) escoger es visto como una cosa negativa, porque lo cultural no te dice que puedes escoger lo que quieras, sino que tienes que escoger lo correcto.

Otro binario que se utiliza, equivalente a natural/cultural, es el de primitivo/evolucionado. Lo primitivo es visto como ligado a la naturaleza que no está dominada por la cultura y por tanto no sometido al proceso obligatorio de la ‘buena’ elección. Lo evolucionado será visto como una naturaleza culturizada, superior y avanzada, dominada, donde se ha ejercido un poder de elección moral. Hace falta decir que no es esta exactamente la idea con la que la ciencia en algunas especialidades utiliza las ideas de ‘primitivo’ y ‘evolucionado’; aún así, en muchas teorías científicas esta idea se puede ver de forma indirecta en sus textos, especialmente a finales de s. XIX y principios de s. XX, donde estos términod empezaban a utilizarse más, y que han creado imaginarios que ahora aún perduran (imaginarios racistas, homófoos, bífobos, machistas, capacitistas, etc). Durante el proceso de colonización y racialización se utilizaron los discursos científicos para colocar a las razas no blancas en una posición ‘más primitiva’ y ‘menos evolucionada’ y por tanto también menos ‘culturizadas’ y más cercanas a la ‘naturaleza’. Juntamente con la racialización, otros colectivos como eran el de las mujeres, las personas con enfermedades mentales o las criaturas, eran leídas y vistas también bajo ese prisma. Con la orientación sexual pasó una cosa curiosa: se situó a la homosexualidad en el paradigma de la enfermedad como un caso de ‘degeneración’ en la evolución humana y a la bisexualidad como un caso de ‘primitivismo’ y por tanto o inexistente, o bien relacionado con personas de color, criaturas o personas con enfermedades mentales.

El binario natural/cultural es un binario que se utiliza mucho para reforzar estructuras, y es un juego muy peligroso. Si tu utilizas la naturaleza para excusar un comportamiento, o sea considerar una cosa como ‘natural’ para hablar de un comportamiento, pueden pasar dos cosas: si lo que quieres excusar es considerado socialmente negativo automáticamente lo pasarás por el molde de la corrección (esto es lo que ha pasado, por ejemplo con la homosexualidad, que se vió hasta no hace mucho tiempo como una enfermedad a curar), pero si es una cosa socialmente aceptada automáticamente la naturalizarás y la reforzarás (esto es lo que pasa con los comportamientos machistas). Solo lo que esté aceptado culturalmente como correcto saldrá bien parado de una posible ‘naturalización’.

La pregunta es: ¿ por que lo cultural no es natural si existimos culturalmente en la naturaleza? La diferenciación natural/cultural proviene de la visión occidental (e históricamente burguesa) del individuo separado de su entorno y que ve lo que le rodea externa a él, poniéndose siempre en una posición jerárquicamente superior. Esta forma de ver el mundo, divide entre lo ‘propio’ (cultural) y todo lo que es ‘externo’ (natural y a dominar). Por este motivo también se ha colocado la cultura occidental como más evolucionada que el resto: una visión racista y colonialista que ve al resto de ‘culturas’ como más ‘primitivas’ y más cercanas a la ‘naturaleza’ y la otredad.

Toda producción cultural es natural y la naturaleza no es inmutable, es plástica. Naturaleza y cultura interaccionan entre ellas, se transforman, cambian. Naturaleza y cultura se relacionan dentro de ellas mismas.

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ciencia: ¿herramienta neutra o política?

por wuwei (natàlia)

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Este artículo lo escribí para la Directa. Podeis ver el artículo original (en catalán) aquí.

 

La ciencia moderna occidental es considerada normalmente como un trabajo objetivo que realizamos unas personas a las que llamamos científicas. En general, la descripción clásica del método científico describe el trabajo científico a partir de la observación fiel de la realidad de donde se extraen leyes, se compruevan experimentalmente y finalmente éstas son refutadas o se aceptan como teorías que describen la ‘realidad’. El positivismo (creencia de que el único conocimiento verdadero es a través de la observación y la experiencia) juntamente con el realismo científico (la visión filosófica que cree que la ciencia describe o puede describir la realidad tal como es) conforman una ideología dominante de las ciencias que parte del supuesto que la observación captaría las cosas tal como son sin que intervenga ningún elemento humano o influencia social, que podemos ver, entender, la realidad exactamente como es y que esta obervación sería la única vía de conocimiento verdadero.

¿Observación objetiva?

Observar implica describir lo que se está observando (el objeto) refiriéndonos a nociones previas a la observación: miramos el mundo con un cierto número de ideas preconcebidas, representaciones, modelos o mitos. Por lo tanto, una observación es una interpretación; observar es una forma de leer, está influído por nuestra lengua, nuestra cultura, y por todas las estructuras de poder (sistemas de opresión) que nos hacen ver el mundo de una o de otra manera a través de normas sociales que nos dicen lo que es o no es ‘normal’ (como es la heterosexualidad, que el hombre sea superior a la mujer, o que un cuerpo determinado tenga que ser asignado a un género concreto).

Visto de esta forma, referirse a la objetividad como a la observación de las coas tal y como son realmente, de forma neutra, es una ficción. La observación es una interpretación entra la persona que observa y el objeto que es observado, y la objetividad no es absoluta, sino relativa a una cultura: decir que algo es objetivo es situarlo en un esquema común de percepción y comunicación de una cultura.

Observar también implica seleccionar: escogemos nuestros objetos de estudio descartando un montón de posibles objetos que decidimos (la mayoría de las veces inconscientemente) no observar. Esta selección puede venir dada por la propia concepción de estos objetos (como ya tenemos un marco teórico formado nos será más fácil escoger los objetos que ya formen parte de este marco) o bien porque sean objetos que corresponden a unos ciertos intereses ideológicos y/o económicos.

Por lo tanto, observar no es situarse pasivamente delante del mundo tal y como es. Definiendo así la observación escondemos la parte importante en la que el sujeto que observa (y todo su entramado social que lo sostiene) toma durante la observación y lo que hacemos es absolutizar la visión científica legitimando decisiones ideológicas, sociales, políticas o éticas sobre razonamientos científicos que se toman neutros o absolutos.

Las metáforas y la racionalidad científica

La cciencia, al usar la cultura para observar, definir o interpretar, está llena de metáforas: utiliza conceptos que existían previamente en nuestra cultura para referirse también a nuevos conceptos en ciencia haciendo un paralelismo entre ellas. Por ejemplo, en física se han cogido del lenguaje corriente las nociones de fuerza y de trabajo. No obstante, hay muchas de estas metáforas que tienen cargas mucho más grandes relacionadas con estructuras de poder, como por ejemplo, cuando a lo largo de la historia de la biología celular se explicaron la unión del óvulo y del espermatozoide a través de estereotipos asignados como femeninos y masculinos: llamando a los espermatozoides como ‘armas’ o ‘pretendientes’ que ‘luchan’ y van a buscar al óvulo a contra corriente, donde éste espera ‘pasivamente’ y atrae a un montón de ellos, donde parece que finalmente sólo uno consigue ‘fertilizar’ el óvulo, donde este a la vez ‘cierra las puertas’ a otros ‘pretendientes’.

Y todo lo que al principio son metáforas, cargas culturales, cuando pasar a ser aceptadas y sostenidas pasan a verse como racionalidades u objetividades. Muchas de las metáforas o las representaciones escogidas no son al azar, normalmente reproducen lo que las estructuras de poder representan. Por lo tanto, la ‘racionalidad científica’ es un concepto abstracto que puede estar representando la visión de las clases dominantes, aquellas personas que ya de por sí mismas están en una posición de privilegio respecto las estructuras de poder (el homre cis heterosexual blanco sin diversidad funcional neurotípico de clase media/alta, etc.). Est no quiere decir que todas las personas que hacemos ciencia tengamos todos los privilegios, sino que lo que los estudios, las conclusiones, que perduran, que se aceptan, son aquellos que encajan mejor en las estructuras de poder, que ayudan a sustentarlas o que provienen de ella.

Durante los procesos que llevan al conjunto de la comunidad científica a aceptar o no una teoria entran elementos de todo tipo, desde las estructuras de antes esmentadas, pasando por relaciones de fuerza considerando aspectos ideológicos y económicos, ambiciones profesionales, presupuestos filosóficos, etc. Para poner un ejemplo simple, si un resultado tiene lugar en un laboratorio de renombre, hay más posibilidades de que se acepte que si tiene lugar en un laboratorio poco conocido. O aún peor si se trata de un laboratorio de un país no europeo ni de los Estados Unidos.

Cuando una teoría científica ha sido aceptada, se tiennde a decir que es, que siemrpe ha sido, racional. Es más, cuando se explican muchas de las teorías científicas se reconstruye la historia para hacerla más fiel al ‘método científico’. Pero muchas de las teorías aceptadas en la actualidad no han sido extraídas según estos métodos. Por ejemplo, en el razonamiento de Newton había tanto razonamientos filosóficos y teológicos como ‘científicos’, y la distinción entre estos tipos de razonamientos se ha hecho después.

La representación del mundo

la ciencia moderna occidental está muy unida a la visión (que proviende de las clases dominantes) de que somos individuos externos al mundo que nos rodea y accedemos a nuestro entorno para obtener lo que necesitamos. Esta visión es la que nos hace creer que la observación puede ser objetiva y neutra al vernos como seres externos a todo lo que estamos observando. Esta visión también fomenta la voluntad de explotación y dominación de todo lo que nos rodea (ya que el entorno es un objeto donde vamos solo a cubrir nuestras necesidades) y la ciencia es una herramienta que se utiliza también para esta finalidad.

La ‘racionalidad’, ‘objetividad’ y ‘neutralidad’ a menudo enmascaran las ideologías que existen detrás de lo científico.

Obviar todo esto colocando un manto de racionalidad, objetividad y neutralidad es una forma de enmascarar las ideologías que existen detrás de lo científico, proclamando así su saber excento de ideologías y que merezca de esta forma que se la tenga en cuenta de manera privilegiada para resolver problemas.

El peligro de la apolitización de la ciencia

Nos cuesta mucho aceptar la carga ideológica y social que tiene la ciencia. Uno de los grandes miedos que tenemos es la de perder una supuesta herramienta objetiva y libre de ideologías. Pero precisamente este es el problema principal de la ciencia: contemplarla neutra y libre de ideologías. Nada es libre de ideologías, y creer que lo puede ser es apolitizarla y ligarla al pensamiento neoliberal (ya sabemos que todo lo despolitizado queda por defecto al servicio de los que tienen el privilegio). Lo que tenemos que hacer es empezr a aceptar que tenemos ideologías, posiciones críticas, políticas o éticas. También tenríamos que empezar a reflexionar al servicio de quien está la ciencia, a quien ayuda y desde qué posición (no es lo mismo patologizar lo trans desde una posición de privilegio cis, que poner la cienca al servicio de personas trans cediéndoles la voz en el proceso). El problema no es hacer ciencia, el problema es darle tanto poder y privilegio a algo considerándolo neutro. Nada tendría que tener tanto poder y tanto privilegio. Nada tendría que estar tan apolitizado.

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