privilegios y ocupaciones de espacio: más allá del hombre y de la pareja

por wuwei (natàlia)

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Aviso de contenido: privilegios, estructuras de poder, ocupación del espacio, invisibilización, mención de machismo, parejocentrismo, amatonormatividad, monogamia, cisexismo, racismo, gordofobia, capacitismo, neurocapacitismo, sexo

 

Desde hace tiempo que en muchos textos suelo hablar de relaciones de forma general para incluir todo tipo de relaciones (no solamente las de pareja, románticas y/o sexuales, sino de todo tipo) para mostrar, no sólo la importancia que tienen otras relaciones que no son las de pareja, sino también para hablar de cómo se suelen tratar y menospreciar estas relaciones. Además, también en muchos textos hablo de forma general de “privilegios” o “personas con privilegios” para hablar de personas privilegiadas por todas las estructuras de poder, no solamente para referirme a los hombres privilegiados por el sexismo o machismo. Muchas veces, incluso, para ejemplificarlo hablo de algunas estructuras más allá del machismo par que sea más “evidente” de que hay muchas más personas que nos beneficiamos de estructuras de poder.

No obstante, me he dado cuenta de que a menudo muchas personas cuando leen estos textos siguen interpretando “relación” como “relación de pareja” o “relación sexoafectiva” (por mucho que insista en que no es así) o bien cuando hablo de “privilegiados” suelen tender a considerar solamente a “hombres” o a sólo aplicarlo a hombres. De esto me he dado cuenta a partir de comentarios sobre estos textos o comentarios en actividades, talleres o charlas, y me ha sorprendido mucho. No obstante, teniendo en cuenta que casi siempre todos los discursos están muy centrado en el machismo y en las problemáticas de pareja, nos es muy difícil salir del papel de que las mujeres son siempre víctimas (y nunca pueden ser opresoras, que es una de las implicaciones de aceptar que hay otras estructuras de poder) o bien nos hacen creer, desde el privilegio de pareja o desde la mirada amatonormativa, que el parejo-centrismo no pueda ser también generador de violencias especialmente cuando estás dentro de una relación de pareja (o más de una).

Estoy bastante cansada de que en entornos no monógamos o poliamorosos, por ejemplo, se repita constantemente y se señale que los hombres ocupan mucho espacio y que no saben ni pueden cuidar (a mujeres, especialmente) mientras a la vez se ignora (o se quiere ignorar) la infinidad de personas con privilegios que dentro del poliamor ocupan mucho espacio respecto a les que no tienen esos privilegios y tampoco saben cuidar a aquelles que no los tienen: personas neurotípicas, personas blancas, personas cisgénero, personas heterosexuales, personas delgadas, personas guapas y/o carismáticas, personas sin discapacidades o sin diversidades funcionales, etc (yo también me incluyo en algunos de estos grupos). También incluiríamos, obviamente, a las parejas. Todos estos privilegios y la cantidad de espacio que ocupan y ocupamos las personas que los tenemos/tienen quedan totalmente escondidos. No quiero con esto negar la cantidad de privilegios que tienen los hombres ni el espacio que ocupan, sino que quiero señalar que aparte de los hombres hay muchas más personas que dentro de estas comunidades se benefician de muchos privilegios, así como que ocupan mucho espacio hasta el punto de que todos los discursos y temáticas siempre giran alrededor suyo.

Por ejemplo, ¿por qué todos los discursos sobre gestión emocional, sobre comunicación o sobre “energía de la nueva relación” (new relationship energy en inglés, o NRE) siempre giran alrededor de las necesidades de las personas neurotípicas y solamente alrededor de la pareja o del amor romántico y del sexo? ¿Por qué casi siempre se habla de relaciones entre hombres y mujeres cisgénero y de sus problemáticas? ¿Por qué cuando se habla de cuerpos y sexo siempre se habla en unos términos extremadamente cisexistas? ¿Por qué nunca se habla de la exclusión que viven las personas gordas, feas o poco carismáticas dentro del mundo relacional? ¿Por qué siempre somos casi todes muy blanques en todos los eventos sobre poliamor o no-monogamias? ¿Por qué?

En términos de ocupación del espacio y del discurso tenemos que mirar más allá y darnos cuenta de que hay mucho más privilegios que los masculinos, y que en algunos contextos incluso pueden pesar mucho más otros privilegios (no en todos, obviamente, depende del contexto). La ocupación del espacio no es solamente una cuestión física, de presencia y representación, es una cuestión de cómo se articulan los discursos, de cuáles son las problemáticas que siempre tocamos y cómo las enfocamos. Pero lo que no podemos hacer es pasarnos el día señalando unos privilegios (aquellos que ya están más aceptados que existen) mientras ignoramos todo el resto, especialmente porque entonces casi todes, por no decir todes, nos tendríamos que revisar. Y es que nos tenemos que revisar.

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san valentín y el menosprecio de las relaciones

por wuwei (natàlia)

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aviso de contenido: amatonormatividad, monogamia (pensamiento monógamo), devaluación de las relaciones fuera de la pareja

 

San Valentín es un día en el que el capitalismo, apropiándose de todo lo que es estructural, celebra, junto con el patriarcado, el amor romántico y todos sus mitos. Es un día donde conceptos como “pareja”, “amor”, “romanticismo” o el propio pensamiento monógamo se dan totalmente por supuestos a través de una exaltación de toda la violencia que pueden comportar si no se los expresa a través de un filtro crítico. Cuestionar su funcionamiento, o poner en duda que tengan que ser conceptos “universales” con valores compartidos por todas, puede llegar a ser considerado un acto de traición. Pero muchas hemos venido a ser traidoras, y yo soy una de éstas. No obstante, mi traición no es solamente por criticar como afectan los mitos del amor romántico a las personas que forman parte de lo que llamamos “parejas”, sino también por cuestiona como afecta esto a todo el resto de afectos y relaciones que quedan siempre más al margen: las amistades, las compañeras, las conocidas, o aquellas con las que compartimos proyectos infravalorados por no tener una base romántica.

Durante los últimos años, gracias a los feminismos y a todo el trabajo de las feministas, se han señalado muchas de las problemáticas de esta exaltación del amor romántico: los mitos del amor romántico generan un ideal de relación totalmente mitificado alrededor de una relación de poder entre el hombre y la mujer (que también se reproduce entre personas de otros géneros o entre personas del mismo género, pero que tiene su origen y se ha construido socialmente para la unión de las construcciones occidentales hombre-mujer). Estos mitos pueden llegar a generar mucha violencia e incluso propiciar y excusar el feminicidio.

Los mitos del amor romántico se pueden resumir en, por ejemplo, creer que hay una pareja por la cual estamos predestinadas y que ha estado la única o mejor elección posible, creer que es imposible que nos gusten diversas personas a la vez, creer que el amor lo puede todo y que cualquier sacrificio es válido, o bien creer que los miembros de la pareja tienen que ser “uno”. Además, estos mitos no han sido construidos en igualdad alrededor de los roles de género binarios hombre-mujer, y tradicionalmente la mujer es la que hace los sacrificios, ama incondicionalmente (y sin poner ningún límite) al hombre, la que cuida, y la que también sacrifica su identidad en beneficio del “uno” (un “uno” que se identifica mucho más con el pensamiento, beneficio y emoción vinculada al hombre que forma parte de la relación). Los mitos del amor romántico juntamente con la diferencia de género facilita la apropiación de las mujeres por parte de los hombres, para hacer con ellas cualquier cosa que les beneficie, llevando en muchos casos al asesinato de ellas en el caso de que puedan revelarse contra la idea de ser su propiedad.

A toda esta crítica, que es muy importante y necesaria, hace falta añadirle además otra de la cual no se habla tanto en una fecha como ésta: la exaltación del amor romántico devalúa otros tipos de relaciones y de afectos. Esta devaluación es otro tipo de violencia relacionada con el menosprecio o el borrado de las propias relaciones (y de todo lo que estas relaciones comportan, sus cuidados, sus compromisos y las ivolencias que se pueden reproducir). Fuera de las relaciones de “pareja” (las románticas para decirlo de alguna manera) las relaciones afectivas como son la amistad, el compañerismo, o relaciones donde se comparten proyectos no vinculados a las relaciones románticas, son relaciones vistas y tratadas como “inferiores”, “poco importantes” y también como “otredades”.

La amatonormatividad fue introducida y definida por Elizabeth Brake en Minimizin Marriage (2012) como la creencia de que el amor romántico tiene un valor especial y que está por encima de otras relaciones afectuosas: supone que una relación amorosa “romántica” es “normal” para las personas humanas, que tenerlas es un objetivo compartido y universal, y que además tiene que ser preferente respecto otros tipos de relaciones. Estas suposiciones devalúan las relaciones de amistad y otras relaciones afectuosas, que las “sacrifica” en favor del amor romántico y relega la amistad y la relación con una misma a la invisibilidad cultural. Aquí podemos ver cómo, paralelamente, el amor romántico y sus mitos reproducen otros tipos de “sacrificios” de forma múltiple.

Esta creencia, convertida en estructura de poder social, coloca a las relaciones que no son de pareja en una posición inferior y las borra: la jerarquía relacional lo que hace es borrar la voz (los deseos y necesidades) de las personas que forman parte de estas relaciones consideradas “inferiores” poniendo por encima la voz de las personas con las que se tiene una relación “romántica”. Esta devaluación de relaciones acaba teniendo consecuencias como el borrado o menosprecio de emociones, de necesidades, de cuidados, de compromisos, de molestias e incomodidades que se estén pudiendo sentir o también de violencias generadas en estas relaciones “menospreciadas”. El vocabulario que utilizamos lo dice muy claro cuando utilizamos expresiones como “solamente es una amistad” (donde este “solamente” denota “falta” o “inferioridad”) o bien expresamos otredad diciendo la “otra” o la “amante”.

El amor romántico no solamente violenta las relaciones de pareja. El amor romántico sacude, remueve y afecta todo tipo de relaciones. A las que no violenta a través de la apropiación y los mitos del amor romántico, las borra, devalúa y menosprecia. Es curioso si más no que después somos nosotras las que somos acusadas de devaluar el amor cuando hacemos esta crítica, mientras a la vez tenemos que escuchar perlas como que “las amistades no hace falta cuidarlas ya que no las puedes perder”.

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