expresarse desde la razón o la emoción cuando se quiere hablar de opresiones

por wuwei (natàlia)

en català aquí.

 

 

Aviso de contenido: mención de estructuras de poder, invisiblización, ridiculización y doble vínculo

 

Hablar sobre estructuras de poder (de machismo, de monogamia, de racismo, de cisexismo, de gordofobia, etc) y de sus violencias suele hacerse a través de lo que se considera mucha teoría: discursos sobre privilegios, opresiones, diferentes tipologías de violencias, etc. O sea, muchas palabrotas y conceptos a los que normalmente no estamos aconstrumbrades. Lo que pocas veces se tiene en cuenta es que toda la teoría sobre estas violencias y estructuras ha sido construida conjuntamente con las emociones y la experiencia. A la vez, cuando intentamos no hablar tanto de “teoría” y nos exponemos emocionalmente para hablar de nuestras vivencias se requiere, no solamente de facilidad de expresión y de reconocimiento de las propias emociones, sino también de vulnerabilización, un proceso complicado al que muches no podemos siempre exponernos.

En realidad las estructuras de poder se sienten, te atraviesan, te afecta, y es muy difícil hablar de ellas porque toda la lógica social y todo lo que es construido teóricamente contradice la vivencia de las estructuras y no te permite hablar de ellas. Además, esta es una experiencia extremadamente emocional, ya que la violencia afecta mucho a nivel emocional. No obstante, cuando te pones a hablar sobre estas violencias y sobre cómo funcionan estas estructuras, parece que solamente hables de teorías, especialmente cuando quien te escucha tiene el privilegio de no haber vivido las consecuencias ni las violencias de las estructuras de las que hablas. Obviamente hablas de teorías, y son teorías importantes; las teorías, las experiencias y las emociones se construyen y se deconstruyen a la vez.

Nuestra cultura privilegia mucho más todo lo que es racional por encima de lo que es emocional. La racionalidad, además, se vincula a la masculinidad, mientras que lo emocional siempre se ha relacionado con la feminidad y con todo lo que se ha definido como inferior por las estructuras de poder (por ejemplo, también se ha vinculado a las personas racializadas por cómo se han conceptualizado de forma racista lo que desde el privilegio blanco y europeo se llamaban culturas “primitivas”). De esta manera, las emociones se relacionan con la debilidad (dentro del paradigma donde la valentía y la fortaleza también son consideradas superiores). No obstante, la diferenciación entre lo que es racional o emocional y su catalogación tiene parte de una construcción cultural.

Debido a esto, las personas oprimidas tienen/tenemos una presión muy grande para conseguir explicar sus/nuestras vivencias de una manera que se pueda considerar “teórica” o “lógica” para que se les tenga en cuenta y para que se nos escuche, ya que hablar desde la emoción no es considerado válido (invalida la vivencia de opresión y de violencia). No se puede decir, por ejemplo, que te has sentido incómode, o mal, o no puedes decir que una cosa la sientes, la crees o la piensas, sino que tienes que expresarlo de una forma que las estructuras consideren “objetiva”. Normalmente se suele acusar a las personas de los colectivos minorizados de ser excesivamente emocionales y de no ser capaces de tratar los problemas de forma racional. Normalmente se utilizan nuestras emociones para ridiculizarnos e invisibilizar de esta manera lo que queremos expresar y lo que sentimos.

A la vez, no obstante, cuando las mismas personas de estos colectivos intentan explicar toda la teoría que han tenido que construir para poder expresar las violencias que viven, acostumbran a recibir otros tipos de crítica: se les dice que su discurso no es válido porque están hablando desde la teoría pero no desde la experiencia y las emociones. Esto las coloca en un doble vínculo: tanto si es teórico como si es emocional su discurso no será considerado válido. Esto pasa especialmente cuando de lo que se habla está relacionado con las no-monogamias, donde parece que de la única cosa que se puede hablar por defecto es de conexiones emocionales “privilegiadas” (o emociones privilegiadas). En las no-monogamias cuando hablas de las emociones de aquelles que están oprimides y afectades por estructuras dentro de las relaciones no monógamas se señalan estas emociones como no-emociones porque no son reconocidas por las estructuras como emociones válidas ya que no son las que provienen del privilegio (por tanto se acusa este discurso de ser teórico y no emocional): o sea no es amor romántico de pareja o celos de pareja. El tipo de discurso que hay alrededor de las no-monogamias, precisamente, es un discurso que intenta girar alrededor de las emociones (privilegiadas) para seguir construyendo el discurso sobre relaciones en el romanticismo y la pareja, para privilegiar un tipo concreto de relaciones y de dinámicas, borrando de esta manera todo lo que hay detrás.

¿Pero de qué emociones se habla desde el privilegio? De las emociones que están definidas por las estructuras como existentes, las reconocidas, aquellas que son consideradas verdaderas emociones y que siguen perpetuando estas estructuras (siguen manteniendo la jerarquía privilegio/opresión). Por ejemplo, si hablas de los celos de la pareja, del amor de pareja, son emociones que fácilmente serán más tenidas en cuenta cuando hables de ellas. Pero las emociones que provienen de la violencia estructural padecidas por las personas descartadas y las violentadas por estas estructuras son emociones de las cuales hablar de ellas molesta. Por este motivo estas emociones son a menudo borradas incluso confundiéndolas con la no-emoción.

Que se reconozca lo que estás intentando señalar, a través sea de un discurso, de una explicación experiencial de un problema, o expresando sensaciones, no está solamente condicionado por el reconocimiento de lo teórico por encima de lo que es emocional, sino también, además, está relacionado con lo que está más aceptado estructuralmente y lo que sigue perpetuando la estructura, los privilegios y sus violencias.

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