por wuwei (natàlia)
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Una de las muchas creencias en nuestra sociedad y cultura es que el amor, para que sea de verdad, tiene que ser infinito e incondicional. No es que no existan otros grados o no puedan existir, sino que este tipo de amor es aquel que es realmente genuino. Ponte, dentro de este marco, a explicarle a la gente que pones condiciones a tu amor: la mayoría de personas creerán que lo que hacer es “cobrar” por querer pidiéndole a la otra persona alguna cosa a cambio. Esta suposición nos hace poner automáticamente los pelos de punta a muches, especialmente cuando lo que nos imaginamos se acercaría a un chantaje emocional. Pero, en una sociedad donde algunes padecemos tantas violencias a través de los intercambios amorosos (no necesariamente todos de “pareja”)… ¿no es necesario protegernos poniendo ciertos tipos de condiciones y límites a nuestros amores?
La incondicionalidad en el amor es una trampa con la que nos han educado especialmente a las mujeres. Amar sin ninguna condición es dejar la puerta abierta a que delante de ciertas violencias, especialmente las estructurales, no podamos hacer otra cosa que seguir amando y, en consecuencia seguir aguantando la violencia sin poder hacer ninguna crítica, defendernos, o protegernos. Algunas personas podrían decir que no es lo mismo amar que soportar violencia; esto podría ser así si en nuestra cultura no hubiera implícito el perdón y el “pasar por alto” dentro de conceptos como son el amor: el perdón, el olvido y el seguir dando y aguantando sin ningún tipo de requisito.
Por otro lado, la infinitud del amor se repite mucho en entornos no monógamos debido a la suposición que hacemos de que amar a una sola persona es amar de forma “limitada” y que para poder amar a muchas personas se tiene que hacer infinitamente. Seamos sinceres, se puede amar infinitamente a una sola persona: sí, sea o no infinito tu amor, el hecho de que lo concentres en un número más pequeño no lo hace menos infinito, sino más concentrado.
Por tanto, se puede amar infinitamente a una persona, y caer en una trampa (infinita) del amor romántico monógamo. Un error en el que se suele caer cuando se reproduce el discurso de que el amor es infinito es el de ir generando relaciones sin ningún tipo de límite y sin tener en cuenta como distribuyo mi tiempo. Finalmente lo que suele pasar es que se menosprecia totalmente la importancia del tiempo que se comparte, de los cuidados o de los compromisos. Es la excusa perfecta: mi tiempo es finito (por tanto no te puedo dedicar tiempo), pero ya te puedes sentir tranquile, ya que como que mi amor es infinito, ya te quiero y con esto ya te puedes sentir cuidada.
Creer que para todes el amor puede ser infinito también es creer que todes tenemos las mismas capacicades emocionales o que podemos permitirnos desgastarnos con grandes intensidades emocionales. Algunes de nosotres necesitamos, por ejemplo, ponernos ciertos límites emocionales para poder cuidarnos a nosotres mismes y no desgastarnos, u otres tampoco tendrásn la misma energía emocional para poder dedicar a les otres. Como ya he comentado en el apartado anterior, el problema no es la cantidad de amor o emociones que tenga, sino como se reparten todas estas entre nuestras relaciones. Romper con la monogamia no tiene porque pasar por una multiplicación de lo que ya teníamos (que también derivaría a una multiplicación de la propiedad de las relaciones o una acumulación), sino de una forma diferente de repartir(nos) y de compartir(nos).
Condicionar nuestras emociones, o al menos como las dedicamos, y poner ciertos límites, es una forma revolucionaria de cuidarnos y de cambiar el paradigma imperante de algunas de las características del amor romántico. Cada vez que defiendo un amor crítico y condicional algunes me acusan de ser “excesivamente” mental y poco emocional. Esto es sólo una trampa: a muches el amor infinito e incondicional nos ha arrastrado a límites emocionales que ha desgastado nuestra salud mental. Yo no quiero un “amor de verdad”, yo quiero compartir(me) de manera más sensible, y el amor crítico y condicional ha sido mi salvación.